martes, 29 de junio de 2010

Doisneau

Este domingo he tenido la oportunidad de visitar la exposición de Robert DoisneauRobert Doisneau, el pescador de imágenes” en El espacio para el Arte de Caja de Madrid en Zaragoza. Ha sido una exposición muy especial para mi por múltiples razones.
Imágenes sencillas, sin artificios, pero al mismo tiempo llenas de poesía en las que el fotógrafo parecía no estar presente.
Fotografías profundas pero no a costa de avasallar al espectador con imágenes complejas, ambiguas y alejadas de una sencilla interpretación y lectura. Las imágenes de Doisneau son claras, su mensaje no es confuso, pero tras esa sencillez que acerca su fotografías a cualquier público, sus fotos gustan tanto a retinas entrenadas como a observadores casuales, se esconde el "je ne sais quoi" que diferencia al arte y al artista.
Y me temo que en este caso no hay mucho misterio. Una enorme sensibilidad, un amor incondicional por la fotografía y mucho, mucho trabajo. Seis décadas con un proyecto: pescar imágenes en su ciudad, París y fotografiar a personas corrientes siempre desde el respeto y la mirada cariñosa del fotógrafo humanista que quiere retratar lo bueno de la gente.
Hoy sus fotografías se venden por 6.000 euros, por 25.000 euros las copias originales del "El beso"  y la venta cada día de miles de postales, agendas y laminas (más de 500.000 de el beso) le convierten en una máquina de generar dinero. Sin embargo Doisneau vivió una vida modesta hasta su muerte en 1994 y solo al final de sus días empezó a notar un éxito tardío, ya que como suele ocurrir en esta extraña profesión la máxima ambición de los fotógrafos que nos creemos esto de verdad es poder serlo y en nuestro trabajo está gran parte de nuestra recompensa. Y a veces se nos olvida pedir algo más.

domingo, 20 de junio de 2010

Caminos trillados

Caminante no hay camino

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Extracto de Proverbios y cantares (XXIX) Antonio Machado

He decidido elevar notablemente el nivel literario del blog y tomar prestado este poema para comentar las ideas y sensaciones que me produjo la reciente visita de la exposición de Juergen Teller en el marco de Photoespaña 2010.
Por un lado sus fotografías zafias por lo directo, por lo poco elaboradas técnicamente, por su estética de camara point and shot (apunta y dispara en inglés, mucho más explicito que nuestro cámara compacta en español) y por su escenografía aparentemente inexistente me hicieron pensar en un fotógrafo vago (no en la acepción de confuso o ambiguo, sino en la de perro, gandul).
Pero al ser un fotógrafo especializado en moda, que además se niega a separar entre su faceta profesional y su creación personal, en una segunda reflexión a este fotógrafo hay que reconocerle el valor de lo nuevo. En un sector como el de la fotografía de moda, que actualmente se dedica a homenajear o versionar (otros dirían copiar) a los grandes fotógrafos de publicaciones clásicas como Vogue o Harpers Bazaar Magazine como Cecil Beaton, Edward Steichen, o Richard Avedon por citar algunos, algo nuevo, ya es algo.
Obviamente es muy difícil en fotografía, como en cualquier otro ámbito en el que haya euros (o dolares) en juego crear algo nuevo. O mejor dicho, que te permitan crear algo nuevo, y en la moda hay mucho en juego, incluso en crisis, la ropa la tenemos que comprar. Y aquí es donde hay que quitarse el sombrero con Juergen Teller. Hace algo incorrecto técnicamente, o al menos no muy elaborado, alejado de cánones clásicos e incluso feo en ocasiones. y no solo lo ha vendido, sino que ha creado un  estilo propio y muy cotizado. Vi fotografías que me gustaron, pero sobre todo vi a un fotógrafo que supo gestionar su imagen (y sus imagenes) y venderse entre los más grandes vendedores: las grandes marcas de moda. Y creo yo que es en parte por haber apostado por lo diferente, que no tiene necesariamente que ser mejor, pero siempre es valiente y nos recuerda que se puede innovar aunque haya tanto y tanto hecho por detrás. "y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar".

jueves, 10 de junio de 2010

Pocos objetivos

En estos tiempos de crisis, se habla mucho de tres crisis. La crisis económica mundial, la medio ambiental (energética) y la crisis alimentaria o lo que es lo mismo, la profunda injusticia norte-sur que nuestra criminal indiferencia alimenta.

Para mi, todo está englobado en una crisis importante de valores, que nos hace fijarnos en lo accesorio, en la superficie y olvidarnos de la esencia.

El consumismo reinante nos hace pensar que todo se puede comprar, y sin embargo el disfrute de las mejores cosas solo se consigue aprendiendo, conociendo, recreándonos en el detalle y dedicándonos a esa cosa. Y eso no se vende. Requiere de nuestro esfuerzo, conocimiento y reflexión si queremos traspasar una superficie que no nos dará más que satisfacciones fugaces.

La fotografía no se libra de esta tendencia y en general la gente asocia su compromiso con la fotografía a la inversión económica en equipo que está dispuesta a realizar.
Muchas personas me preguntan acerca de diferentes equipos, marcas y accesorios. Incluso aficionados presuntamente comprometidos y entregados a su hobby me preguntan angustiados sobre cuál es el próximo objetivo fotográfico que deberían comprar para mejorar sus imágenes.
Mi respuesta es siempre la misma: ¿tú crees que has agotado las posibilidades de tu equipo actual? ¿Le has sacado el cien por cien a tu actual cámara y objetivos? ¿Hay algo que querías haber hecho y que las limitaciones de tu equipo te haya impedido?
Por contra me encanta cuando un aficionado, o alguien con ganas de aprender fotografía no da demasiada importancia al equipo. Tiene su cámara reflex y sabe que en su cámara no está el problema. Se preocupa por su formación, por visitar exposiciones, leer revistas, webs, blogs por conocer la fotografía. Busca cursos, lee libros... etc.

Hoy en día cualquier cámara de cualquier marca pone posibilidades técnicas solo soñadas por los equipos profesionales de hace 5 años. La cámara no es excusa.

Tal vez en este mundo de estímulos varios que nos ha tocado vivir intentamos abarcar demasiado. El mercado, siempre al acecho, nos hace creer que todas esas disciplinas cuyo conocimiento en realidad requerirían de una parte importante de nuestra vida se pueden ingerir, previo pago, a modo de capsula milagrosa. Sin estudiar, sin aprender, sin conocer, sin amar.

En estos tiempos de crisis varias, tal vez sea un buen momento para detenernos en cosas baratas que además darán valor a nuestras vidas. No son necesarios demasiados, ni tampoco muchos objetivos. Es mejor centrarse en unos cuantos y recrearse en ellos. Exprimirlos, estudiarlos, sacarles el jugo y disfrutar de ellos. Pero esto requiere un esfuerzo que nada tiene que ver con el uso de nuestra tarjeta de crédito.

martes, 8 de junio de 2010

La profesión de fotógrafo no ha muerto, solo huele

"Punk is not dead, it just smell" es una frase irónica que se puede leer en alguna camiseta de las que venden en los mercadillos al visitar la fotogénica Londrés, creo que en referencia a un viejo disco punk.
Algo así me pasa con mi profesión. ¿Creéis que esta muriendo? No es descabellado, algunas profesiones desaparecen, basta con ver los viejos toneleros de Albert Camús (su padre era tonelero), cuyo oficio en desaparición debido a la fabricación industrial retrata al detalle creo recordar que en "El primer hombre", o los alfareros de Saramago en "La Caverna", que luchan contra la tiranía del centro comercial y sus vasijas de plástico (el equivalente alfarero de las fotografías sin sustancia hechas con la camarita y desgana).
Creo que esta profesión no ha muerto, pero está en una situación muy grave. Recientemente un director de un festival internacional de teatro de una ciudad cuyo nombre empieza por Me- y termina por -rida me ha pedido un presupuesto para la cobertura fotográfica y de vídeo de una obra de teatro-concierto que se estrenaba. Tras pasar un presupuesto muy razonable (bajo si soy sincero) me lo acepta en el acto y reserva y bloquea la fecha. A las horas, cuando yo ya he avisado al equipo, y más de uno ha cambiado los planes para el domingo, me llama y me dice que me lo tiene que confirmar ¿? ¿no me lo ha confirmado ya?
Finalmente tras marearme día y medio consigue confirmar que un amigo suyo viene de Mérida (!Uy se me ha escapado!) y que se lo va a hacer gratis.
Lo escalofriante de que esta persona use al famoso amigo (primo,sobrino, etc), es que es un director de un festival como el de Mérida, ni es una compañía de aficionados, ni cuatro amigos. Y se estrena en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, gestionado por el sacro-santo Teatro de la Abadía. Primera división.
¿Por qué el que canta en el espectáculo no es una amigo que canta? ¿quien no tiene un amigo o sobrino o vecino que canta en la ducha? Seguro que se anima.
O los músicos o los técnicos de luces, los acomodadores, la taquillera. Seguro que a todos ellos se les puede sustituir por alguien que lo haga más barato e incluso gratis.
Si no acabamos con los intrusos, amigos, sobrinos y demás esta profesión se va al garete.
Mucha gente canta en la ducha y mucha otra hace fotos. De ahí a poder cobrar por ello va un trecho. Puede que no haya muerto, pero huele.