martes, 10 de noviembre de 2009

Un reloj de imitación

A medida que los fabricantes van sacando sus nuevas cámaras, la fotografía digital nos va dejando sin los límites técnicos que componían las reglas de juego de la fotografía. La última presentación de Nikon, la D3s, promete, y seguramente cumpla, una nueva vuelta de tuerca en la calidad de imagen al trabajar con poca luz. Como si la última generación de Nikon D3, D700 o Canon Eos 5D MkII no fueran ya cuasi milagrosas.
Parece que la fotografía digital conduce de manera irremediable a la perfección técnica. Pero realmente, ¿hay algo menos sensual que la perfección?
Es curioso cómo, según desaparecen los 'inconvenientes' y las fronteras técnicas, nos vemos también huérfanos, ya que los 'defectos' que son consecuencia de transgredir esos límites son también los principales recursos estéticos que nos sirven para dar magia a una imagen. ¿Qué sería de la fotografía sin el grano, el desenfoque, el movimiento o el contraste exagerado?
También llama la atención cómo para huir de la aseada y sosa pulcritud de las perfectas imágenes digitales, aparecen infinidad de recursos, desde tutoriales de Internet hasta plugins de pago para Adobe Photoshop que hacen que nuestras perfectas fotos digitales se parezcan a las añoradas fotos argénticas. Imitadores digitales de grano, técnicas para conseguir un blanco y negro "como el de verdad", técnicas para conseguir un tono como el de esta o aquella película, desde la temperamental Velvia a la ya añorada Kodachrome.
Mi pregunta es la siguiente: ¿no estamos consiguiendo con todo esto una simple imitación de lo real?
Las marcas de reloj más exclusivas no han renunciado a la mecánica tradicional y se niegan a incorporar mecanismos de cuarzo movidos por pilas. Se podría dar incluso la paradoja de que un reloj de imitación con un buen mecanismo de cuarzo fuera más preciso que el original, cien veces más caro, pero quien aprecia un reloj así no busca sólo precisión, quiere algo único, hecho a mano y auténtico.
Tal vez el lenguaje propio de la fotografía digital esta por inventar. Me refiero a ese lenguaje que transforma una simple foto en arte, no al uso generalizado de la fotografía como instrumento de comunicación. Pero si los fotógrafos con ambición nos vamos a limitar a imitar lo que se hacía con película, es decir a fabricar relojes de imitación, tal vez el regreso de la fotografía química esté más cerca de lo que pensamos. Al menos en los ámbitos más exigentes.


sábado, 31 de octubre de 2009

Recuperar el oficio de fotógrafo

Creo que las grandes fotografías son casi siempre una mezcla desigual de técnica y arte. Excepcionalmente algunas son importantes por casualidad, por su singularidad o simplemente por enseñar algo único, pero estas hoy me interesan menos.

Cuando pienso en el arquetipo de fotógrafo-artista, me viene a la mente Man Ray. No ha sido nunca el tipo de fotografía que más me ha atraído, pero reconozco su genialidad. Man Ray, al igual que muchos otros artistas, fotógrafos o no, que han utilizado la fotografía (o la técnica fotográfica) como lenguaje, han dominado, aprendido y respetado la técnica fotográfica, aunque el verdadero valor de su obra estuviera más en la expresión artística que en la calidad técnica.
Creo que la dificultad del medio fotográfico, y el empeño en dominarlo, procuraba una liturgia y un respeto en el acto de fotografiar que hacía que las imágenes fueran sencillamente mejores.
Ahora, en los super escaparates de imágenes como Flickr y en las diversas webs y blogs de fotógrafos aparecen miles de imágenes cuya calidad técnica es incierta, ya que solo necesitan reproducirse a un tamaño de visualización equivalente en una imagen impresa al de un sello de correos. Son legión los fotógrafos que solo crean imágenes para la web, que desprecian cualquier disciplina técnica y nos proveen de imágenes de consumo para una rápida visualización y descarte. Tardan tan poco en subir sus imágenes anodinas, como el espectador en olvidarlas, y todo ello a la vertiginosa velocidad del fast food. Muchas de estas imágenes diez años atrás (antes de los blogs y la expansión epidémica de las camaritas digitales) no hubieran sido vistas por nadie, ya que el propio autor hubiera llegado rápidamente a la conclusión de que esas imágenes no valían el papel en el que pudieran ser impresas. Ahora sin embargo esas imágenes, autenticas nimiedades, imitaciones y bazofias son loadas por los ignorantes 'diosecillos' y 'gurús' de tres al cuarto en las redes sociales, elevados a su posición de 'gurú' por otros usuarios puede que incluso más ignorantes que ellos.
No digo que en las redes sociales como Flickr no se encuentren genialidades, para mi es una fuente de inspiración y el lugar donde buscar nuevos talentos, pero lo que abunda de manera abrumadora es lo dicho en el párrafo anterior y hace verdaderamente difícil encontrar lo bueno.

A pesar de que el número de fotografías realizadas ha crecido de forma exponencial, sin embargo las buenas fotos, no son mejores que antes, y las fotos en general, creo que son peores. Solo se me ocurren dos explicaciones, o realmente lo digital nos ha atrofiado, y creemos que simplemente haciendo muchas más fotos y gracias a la ley de probabilidades las buenas fotos vendrán, o estas buenas fotos existen, pero están tan perdidas entre gigabytes de información como una aguja en un pajar.

Conozco cada vez a más 'fotógrafos', que amparados ante esta escasa exigencia de calidad, lo fían todo a su supuesta genialidad artística mostrando un desprecio de facto absoluto a la técnica. Y no hablo de su transgresión como un recurso estético (esto se ha hecho siempre en fotografía: desenfoques, movimiento, grano, composiciones imposibles... etc.) sino de pura incapacidad. Puede que elegida, pero incapacidad al fin y al cabo ya que aunque quisieran no sabrían hacerlo bien. Obviamente se creen más artistas que Man Ray, por no hablar del carca de Amsel Adams o del aburrido Cartier Bresson (si es que saben quienes son).

Yo creo que el fotógrafo serio debería preocuparse por la técnica, igual que el cocinero serio, no usará una salsa de bote, o el escritor serio no cometerá errores ortográficos. Creo que un cierto 'purismo' o 'academicismo' por otro lado tan alejado de nuestra tradicional manera de ser y pensar, y una reivindicación de la técnica, y del oficio fotográfico ayudará a que se diferencie el polvo de la paja y si bien la fotografía la usa todo el mundo, no todo el mundo es fotógrafo.

Recuperemos el oficio, enseñemos orgullosos nuestras fotos impresas, seleccionemos con esmero el material digno de enseñar, sin avasallar con exceso de imágenes y dejemos la web para enseñar como es nuestro trabajo, y no para enseñar nuestro trabajo en sí.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Las hijas de ZP...

Parece evidente que a nuestro presidente le crecen las enanas, perdón los enanos. Ni lo fácil le sale, y se crea una polémica donde no la hay. No voy a entrar a valorar si las hijas de ZP tienen derecho a su intimidad, cuando van a un acto oficial (dudo mucho que Obama las hubiera invitado a nada si no fueran las hijas de nuestro presidente) y además van en representación de nuestro país. Me podrá gustar más o menos la etiqueta de las embajadoras, pero que han renunciado a su intimidad (o ha renunciado su padre por ellas) desde que aceptaron la invitación es algo más allá de cualquier duda desde mi punto de vista y por obvio doy el tema por zanjado.
En realidad, mi reclamación va más allá y está en una de las premisas que dan base a la polémica: no se puede fotografiar a menores, ni reproducir sus imágenes. Da igual que se trate del más cándido reportaje sobre "la vuelta al cole" o tal vez una imagen genérica que ilustre un reportaje sobre la vida diaria de cualquier ciudad. No se puede fotografiar a menores y no se pueden reproducir sus imágenes sin difuminar sus rostros. Bueno, existen algunas cínicas excepciones, como son las imágenes publicitarias (donde sí que se explota a los menores) y la reproducción de niños de países pobres y sus condiciones de penuria: los niños pobres no necesitan intimidad, nuestros niños sí.
Actualmente, es muy sencillo robar imágenes: teleobjetivos, microcámaras... (¿está este señor que camina por la acera mirando los mensajes de su móvil o sin que yo lo sepa está grabando un vídeo o haciendome una foto?) Nuestros menores se enfrentan, muchas veces sin protección, a las redes sociales de internet, donde sin control comparten imágenes (sin censura) con otros supuestos menores.
¿De verdad creemos que de lo que hay que proteger a los menores es del uso de sus imágenes por parte de profesionales que sólo buscan informar y que responden con su firma al pie de la foto?
En mi opinión, estamos creando un mundo sin imágenes espontáneas de menores en los medios de comunicación que sólo vale para dar más valor a las imágenes de menores, que el depravado, el predador o el malintencionado sin duda conseguirá y atesorará. Por raras, estas imágenes de menores serán más codiciadas por quien piensa en darles un uso ilícito.
Dejemos que haya niños en las fotos, en los periódicos y en las hemerotecas y no hagamos un daño irreparable por una protección del menor mal entendida: decádas sin imágenes de menores, una parte de la memoria que nuestros reporteros se aplican en retratar difuminada sin más.

jueves, 23 de julio de 2009

Foto-vigilancia

(Fotografía: Julián Rojas)
Hoy ZP ha venido a Alcalá a inaugurar su nuevo y flamante Parador. Ya hacía tiempo que yo no estaba en un evento de este calado y la verdad es que me ha sorprendido cómo están las cosas, y esta sorpresa ha sido para mal.
El señor presidente, al igual que presidentas, presidentillos y demás mandones (cada vez de menor rango) usan el dinero de nuestros impuestos para manipular su imagen. Se controla que nadie haga fotos fuera de lugar (del lugar que a ellos les conviene, o creen que les conviene) se somete a un férreo marcaje a cada uno de los fotógrafos presentes en el acto y ¡sorpresa! se nos dan facilidades para retratar al presidente (que podría ser una presidenta, un presidentillo o cualquier otro mandamás o mandamenos) junto a los cocineros del Parador (vestidos de cocineros, que no les dejan ponerse guapos para la foto) que para eso son El Pueblo y esa foto sí da votos.
Lo más grave de todo es, sin embargo a mi juicio, nuestra actitud, la resignación de los fotógrafos. Creo que no intentamos hacer nuestro trabajo, no intentamos traspasar ese límite impuesto, y ni siquiera nos cogemos una buena rabieta. Los servicios de seguridad del presidente, que en gran medida se ocupan de vigilar a los fotógrafos, cámaras y demás periodistas (vigilarnos para que no perpetremos una foto prohibida, que el control de seguridad ya lo hemos pasado y saben bien que ninguno somos terroristas ni vamos armados) estaban bastante relajados, te censuraban, pero de buen rollo. Nadie se sale del redil y seguro que si alguien lo intentó alguna vez ya se le han quitado las ganas.
Mi conclusión es triste pero no veo otra: una de dos, o hay libertad de expresión y realmente nos dejan trabajar y ofrecer una historia personal, o que los medios publiquen la foto del fotógrafo oficial en la que Zapatero salga más guapo, o con más talante, más listo o como él quiera, y reconozcamos que la libertad de expresión ha muerto, o se está muriendo.
De momento, tiene un miembro gangrenado y con necrosis: el fotoperiodismo. Se puede dejar como colgajo decorativo o amputar (como están haciendo ya algunos medios con despidos de los mejores profesionales después de que, asfixiados por esta manera de trabajar, su trabajo ya no fuera tan bueno) pero aquí ya empieza a oler a cadáver.

miércoles, 10 de junio de 2009

¿Por qué nos gustan (aún) las fotografías?

A veces hay cosas que aun siéndonos familiares, cuando nos fijamos bien nos pueden parecen raras. Cosas que tenemos asumidas y que, sin embargo, tal vez sean una casualidad improbable.
Creo que a mucha gente le siguen gustando las fotografías, y esta creencia se sustenta en un hecho: el área de mi negocio que más crece es el de las fotografías para el disfrute personal de alguien, mientras que se estanca el mercado de aquellas fotografías destinadas al negocio de alguien.
Al mirar de cerca este hecho me surge una pregunta: ¿Por qué nos siguen gustando las fotografías ahora que hay tantas opciones e inventos deslumbrantes: vídeo, hologramas, visitas virtuales...etc.?
La fotografía, signo de vanguardia y modernidad tanto tiempo, se va tornando algo clásico y puede que antiguo y desfasado sin perder su público, quizás menguante, pero fiel y variopinto.
Se me ocurren algunas razones para intentar explicar cómo es posible que nos quedemos embelesados mirando un trozo de papel en el que aparece la imagen bidimensional y estática de alguien que tal vez ni conocemos. O quizás al revés, la imagen de un objeto conocido de sobra y al que nunca hubiéramos prestado nuestra atención de otra manera.
Puede que una de estas razones sea el poder evocador de la fotografía, frente a la capacidad de resolución de otros medios. Es la poética frente a la efectividad. El avión, por ejemplo, es un gran medio de transporte, puede que el más efectivo, frente a otros como el ferrocarril o el marítimo. Sin embargo ¿cuántos libros y películas (exceptuando las de catástrofes) nos muestran la vida en un avión y las historias que en él suceden? La literatura y el cine están plagados de historias que transcurren en barcos o trenes, menos eficaces, más propensos a la ensoñación.
Del mismo modo, puede que haya hoy en día medios más efectivos para comunicar. El vídeo cuenta una historia con principio y final, una visita virtual nos enseña con eficacia un lugar, y una imagen tridimensional nos transporta y nos da una experiencia sensitiva real. Mientras que una fotografía sólo esboza y, gracias a eso, nos permite imaginar. En su debilidad reside su fuerza y es de esas cosas que despiertan nuestra sensibilidad e imaginación, que nos hacen sentir, no con los sentidos clásicos, sino con el corazón.
Frente a una sociedad que nos da toda la información mascada para que no tengamos que reflexionar (no vayamos a adquirir el hábito de pensar) la fotografía es una puerta abierta. Se puede censurar una imagen en función de su contenido formal, pero no en función de su capacidad evocadora, que puede ser mucho mas subversiva.
Pero también esta ambivalencia de la fotografia, que nos encanta, es la razón del miedo que despierta en los tiranos o en los aspirantes a tirano, y uno de los motivos de que el fotoperiodismo esté siendo sistemáticamente aniquilado. Su ambigüedad hace que se pierda el control sobre el mensaje. Y esto hoy en día, cuando el mensaje de los medios ha de ser claro, a favor de tal o en contra de cual para pasar después a cobrar por una u otra caja no es perdonable, y se sustituyen las antiguas y poderosas imágenes por inofensivas ilustraciones complementarias al texto.
Obviamente, no pretendo contestar a mi pregunta inicial en este post; otros antes que yo, mucho más preparados, han escrito infinidad de reflexiones acerca de La Fotografía y por qué nos fascina, pero me apetecía empezar una reflexión al respecto, que seguro que seguirá en futuros mensajes.
Si este artículo te ha gustado, te recomiendo el libro de Susan Sontag "Sobre la fotografía", en el encontrarás reflexiones muy interesantes sobre este apasionante mundo y algunas explicaciones y teorías de la escritora, así como una recopilación de reflexiones de otros ilustres escritores y pensadores sobre por qué la fotografía es, y sigue siendo, lo que es. Al menos para algunos locos románticos.

lunes, 18 de mayo de 2009

¿Fotografía secuencial o fotografía cerebral?


Un magnífico artículo del periódico por Internet soitu.es nos cuenta cómo esta portada de la revista Squire, obra de Greg Williams no fue tomada con una cámara fotográfica, sino con una cámara de vídeo.
Greg usó una cámara Red One 4k, que captura entre 24 y 30 fotogramas por segundo con una resolución de algo más de ¡once megapíxeles!
El debate queda servido sobre si el futuro será una unión entre el vídeo y la fotografía y, es más, sobre si la fotografía tiene a causa de esto los días contados.
La fotografía secuencial, tal y como la llama este artículo, amenaza el imperio de la fotografía basado en la captura del instante. Parece que como la cámara hace esa infinidad de fotos por segundo, un mandril adiestrado podría sustituir al fotógrafo.
El "Instante Decisivo" de Cartier-Bresson, tal y como él mismo decía en su famoso ensayo "El instante decisivo", no se compone de una única dimensión, la temporal, aunque su título así pudiera sugerir. En este instante decisivo confluyen, además del "momento" en que se aprieta el disparador (único tema realmente solucionado por el prodigio de cámara origen del artículo), la composición, la intención del fotógrafo, el punto de vista, la elección de la luz más conveniente..., etc.
Yo creo que la Red One no es más que un lógico adelanto de lo que serán las cámaras en un futuro, seguramente muy cercano. Rapidez absoluta, ausencia de ruido que nos permitirá la captura en condiciones de luz paupérrimas, altísimas resoluciones que permitirán recortar la imagen sin pérdida de calidad. Es decir, continuar en la senda iniciada con la llegada de la tecnología digital a la fotografía, relegar la dificultad técnica a un plano cada vez menos importante.
El fotógrafo ya no será un técnico nunca más y esto, señores, acabará con todo fotógrafo profesional que no pueda reciclarse y alejar su oficio de la técnica y acercarlo al arte. Tenemos que hacer lo que nunca hará la cámara, al menos no en un futuro cercano. No podrá sustituir al ojo del fotógrafo. No podrá ser creativa, elegir el punto de vista, la iluminación, el encuadre o el look de la imagen. Tampoco sera capaz de interactuar con los modelos para sacar lo mejor de ellos. No tendrá criterio para trabajar una imagen en el ordenador y convertirla en un objeto artístico, ni ver en el momento de la toma como será una determinada imagen tras aplicar este o aquel efecto en el cuarto oscuro digital.
En definitiva, los fotógrafos tenemos un nuevo reto. Los fuegos de artificio y trucos que nos aportaban la ventaja de los equipos profesionales y nuestros conocimientos técnicos, ya no son un argumento válido para deslumbrar a nuestros clientes, y en el futuro lo serán menos.
Ha llegado el momento de mirar y pensar, de recuperar la mirada del fotógrafo como un valor importante. Tal vez el único para conservar la profesión del fotógrafo y la vigencia del arte fotográfico.
(Fotografía: Greg Williams)

viernes, 8 de mayo de 2009

Una sorpresa, aunque no tendría que serlo.



Hace poco he estado haciendo una nueva sesión de fotos para la promoción del musical Antología del Pop en España de Musikanz. Me quedé a la representación para ver el concierto y hacer alguna foto más en directo durante el pase. Al final del concierto bajaron unas pantallas de plasma, en las que se proyectaron los nombres del equipo artístico y técnico, fotógrafo incluido.

Ver mi nombre en el teatro Reina Victoria lleno a rebosar fue una grata sorpresa. No tendría que ser así y esto debería ser la norma. Pero después de 10 años colaborando con alguna institución cultural local en Alcalá de Henares (y por institución cultural local quiero decir Fundación Colegio del Rey del Ilmo. Ayto.) y de ser el "fotografo oficial" de por ejemplo del "Don Juan en Alcalá" otros tantos, y que año tras año se "olvidaran" de incluir mi nombre, ver mi trabajo firmado supone una grata sorpresa. La lastima es que sorprenda que las cosas se hagan bien. (Fotografías: Julián Rojas)

domingo, 3 de mayo de 2009

¡Papá, quiero ser fotógrafo!

Ser fotógrafo profesional es una de las muchas cosas envidiadas en este país. Mucho menos envidiado que ser futbolista o cantante, o mejor aún (por requerir menos esfuerzo y ser igual de rentable) concursante de Gran Hermano. Pero envidiada, al fin y al cabo. Las razones son, mucho me temo, equivocadas.
Parece una profesión que no requiere de gran esfuerzo. No hay que estudiar muchos años, como un médico, por ejemplo. A los médicos no se les envidia pues, aunque su estatus es alto, lo consiguen tras años de trabajo y así cualquiera triunfa, eso no tiene mérito. Tampoco hay que pasar horas subido en un andamio, ni en el fondo de una mina, ni en una tediosa cadena de montaje, vamos lo que se conoce de toda la vida como currar.
Aquí está el origen de que seamos envidiados: mucha gente cree que en este oficio no se curra.
Es cierto que hay mucho autodenominado fotógrafo que trabaja menos que los Reyes Magos. No estamos libres de vendedores de biblias, posturitas y demás pintamonas que están en este oficio por error. Deciden decir que son fotógrafos para ser mas 'guays', ligar más, o ser los que más molan del barrio. Por desgracia, suelen ser los más ruidosos, y muchas veces los artífices del estereotipo.
Lo cierto es que los fotógrafos de verdad, salvo gloriosas excepciones (los hay que cobran 10.000 euros por foto, los hay...), son gente muy currante (al igual que los buenos músicos o deportistas). Trabajan casi todo el rato, se forman de manera continua (pocas profesiones se han enfrentado a un cambio en su técnica tan radical como el paso de la fotografía analógica a la digital) y generalmente tienen una agenda tan vertiginosa como cambiante. Si no están haciendo fotos, están trabajando en su book (o en su portfolio web en cualquiera de sus variantes), visitando clientes o captando nuevos, habiéndoselas con Hacienda o diseñando nuevos proyectos personales o profesionales.
Señoras y señores: esto es un trabajo y aquí se trabaja. No por ello me parece una profesión menos digna de ser envidiada. Es maravillosa y no me deja de sorprender la capacidad que tiene para renovar mi vocación día tras día. Pero es dura: nuestras criaturas están expuestas a las críticas de cualquiera por la sola razón de ser el que paga o el que mira. Hay más intrusismo que en cualquier otro trabajo. Cada vez es más dificil vivir de esto y además necesitamos hacer más para ganar lo mismo.
Por otro lado, hacemos fotos, y podemos vivir de ello, aunque sin grandes lujos. Este es nuestro pago más preciado. Así que si esto es suficiente para ti, si la fotografía te llena, entonces y sólo entonces, tienes razones para envidiar esta profesión.

viernes, 24 de abril de 2009

Intentando rematar el fotoperiodismo o el Premio Ortega y Gasset a Suárez Illana.


¿Quién ha intentado asesinar una vez más el fotoperiodismo?
Esta es una de las ideas que me vino a la cabeza al leer la noticia del premio otorgado a Adolfo Suárez Illana a la "mejor información gráfica" en la reciente edición de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo. También sospecho que no será mi última reflexión.
Creo que la clave está en dos conceptos: la palabra "periodismo" que acompaña al título de los premios y "mejor información gráfica" que define la categoría en concreto.
¿De verdad se puede premiar desde el punto de vista periodístico una información ofrecida por una de las partes? Según el propio galardonado explica en su blog, nadie más estaba allí y ningún periodista gráfico pudo ofrecer su versión del momento.
¿Qué opinaríamos si un debate en el Congreso, o un Pleno municipal se realizaran sin presencia de medios y después un concejal o un ministro nos ofreciera la información lista para publicar? ¿O si se diera un premio Ortega y Gasset de periodismo a una nota de prensa elaborada por el gabinete de comunicación de cualquier organismo público o privado? Una vez más queda claro el desprecio hacia la profesión del periodista gráfico por parte de las empresas editoras, con el agravante de que estos premios cuentan con el patrocinio del diario El País.
El premiado, por su parte, dice sentirse un "intruso" entre "excelentes profesionales". Sr. Súarez, no le quepa ninguna duda, pero no se sienta usted mal, por desgracia esto es cada vez más habitual en esta maltrecha profesión.
No voy a criticar la fotografía ni a negar su importancia histórica. Tampoco diré que no aúne mucho de lo que me gustaría ver más en los medios de comunicación, pero su concepción no me parece lícita, pues nace de una restricción del derecho a la información y eso hoy en día no hay que premiarlo, sino más bien criticarlo. No diré que es una foto que no se debió hacer, o que no se debió difundir, sólo pido respeto hacia una profesión, al menos desde nosotros mismos.
Respondiendo a mi pregunta inicial sobre quién intentó matar el fotoperiodismo y a modo de respuesta del Cluedo diré: fue el Ortega y Gasset, con la camarita digital en el jardín. (Fotografía: Adolfo Suárez Illana)

martes, 21 de abril de 2009

Piolín

Foto del anuncio en parada de bus
Piolín y Julián RojasAquí estoy con Piolín. El segundo personaje famoso con el que salgo en el blog. Bueno, bromas aparte, y aunque no es la vez que más partido (me refiero al estético, no a la efectividad de la campaña) han sacado a una foto nuestra, me hace ilusión haber currado junto a un dibu de mi infancia... y con la Warner.
Arriba os pongo una foto de una parada de bus con la publi.
(Foto de Julián y Piolín: Daniel Hernanz)


Tanbién está en los autobuses (actualización día 8 de mayo de 2009, Foto: Daniel Hernanz)

jueves, 16 de abril de 2009

Papel, papel, papel.

Uno de mis propósitos para el futuro próximo es hacer más fotos en papel (el otro es hacer menos fotos y guardar muchas menos pero eso ya lo contaré en otro momento). Las razones son varias, pero hay tres principales. A saber:
1- Si las fotos solo se ven en pantalla, esto condiciona su composición. Hay magnificas fotografías que en una pantalla pasarían (y pasan continuamente) desapercibidas, sencillamente por que sus miniaturas no funcionan. En el monitor solo funcionan las imágenes simples, y no hay lugar para fotos complejas que cuentan una historia. Solo los primeros planos, o fotos con formas claras tienen futuro en una página web o en un monitor.
2- Ahora resulta que los archiveros no se ponen de acuerdo a la hora de asegurar la permanencia de los archivos digitales. Por poner un ejemplo, no se sabe lo que durará realmente un CD o un DVD. Yo he perdido ya algunas de mis primeras imágenes en digital de hace diez años, pues el CD estaba descascarillado. Tengo perfectos negativos y copias en papel de mis primeros trabajos de hace dieciocho años y negativos centenarios de mi colección. Tal vez las copias en papel sean el único rastro que quede dentro de unos años, de nuestros flamantes archivos digitales.
3- En mi personal lucha de calidad contra cantidad, creo en el mimo en el tratamiento, las pruebas de impresión como proceso creativo y el valor de una copia en papel que se puede tocar y oler además de ver. Creo que esto da valor a nuestro trabajo. La copia será la obra de arte y a lo mejor hasta habría que establecer destrucciones rituales del archivo digital después de su impresión, como el Artista Grabador raya la plancha para dar así más valor y exclusividad a su obra.

miércoles, 15 de abril de 2009

¿Alguien hizo esta foto?



Esto no será nunca un fotoblog. Creo que la inmediatez de lo digital es lo que más daño está haciendo a la fotografía. Un fotógrafo tiene que reposar su trabajo, interpretar la partitura, como dijo Ansel Adams. Lo demás, en mi opinión no es fotografía, o al menos no es fotografía con mayúsculas. El gran drama de la fotografía actual es que la cámara piensa por nosotros y que hemos cambiado el saber mirar por una ráfaga cada vez más veloz de imágenes captadas de manera aleatoria.
Si en un evento cualquiera hay 10 cámaras compactas y 20 teléfonos móviles captando imágenes sin cabeza, un fotógrafo haciendo lo mismo a razón de siete imágenes por segundo no tiene sentido.

martes, 14 de abril de 2009

¿Me pone cuarto y mitad de inspiración?

Hace poco visitando un foro de esos, en el que futuras esposas hablan de los pormenores de su gran día, leí a dos novias que hablaban sobre el fotógrafo de su boda. Una, la que daba la lección en el foro sobre su destreza, había contratado una empresa (a la que no voy a hacer publicidad, es más, posiblemente no sea ni una empresa) que en su página web presumía de ser una empresa vanguardista. No presumía de nada más, de hecho no había nada más, salvo una dirección de correo electrónico. La orgullosa novia hablaba de su hallazgo y de como las fotos y el vídeo de tan insigne empresa solo le costaban 1.800 euros.
Su interlocutora decía medio avergonzada, que su fotógrafo en cambio era muy caro en comparación, pues solo por las fotos cobraba bastante más de ese precio, pero en su defensa alegaba que este fotógrafo era conocido.
Este fotógrafo era Jose Manuel Bielsa, entre otras cosas ganador de los premios LUX de la Asociación de Fotógrafos Profesionales de España.
Nuestras queridas novias sin embargo metían a las dos empresas en la misma categoría.
Tiene que haber empresas para todos los niveles. Compramos un determinado modelo de vehículo coreano, por su precio y sería absurdo presumir de su fiable mecánica, su diseño vanguardista o sus exclusivos materiales. El coche cumplirá con su función de transportarnos y esto nos vale.
Si simplemente queremos un recuerdo de nuestra boda, cualquier cosa vale, incluso recopilar las fotos que nuestros invitados tomarán con sus móviles y camaritas digitales. Pero si lo que queremos es un recuerdo que nos emocione, con una mirada original, si queremos el ojo de un fotógrafo inmortalizando ese momento, eso tiene un precio. No hablo de número de fotos ni del tamaño del álbum ni de la resolución de la cámara. El verdadero valor de la fotografía en realidad es el que no se puede medir.
Dejemos claro que hay diferentes categorías y que el precio caro, tal vez sea el de la empresa que ni siquiera se digna en enseñarnos su trabajo.

Foto con Yervant



Yervant es considerado internacionalmente como uno de los cinco mejores fotógrafos de bodas del mundo. Ganador en varias ocasiones de los premios de la WPPI. El pasado otoño tuve el privilegio de compartir una semana en Venecia con él en uno de sus mundialmente famosos seminarios. cuanto se puede aprender si nos fijamos en los mejores. Gracias maestro!

Niña pelirroja en Venecia



Esta fotografía la tomé en Venecia durante el seminario de Yervant. Se me había pasado, realmente ni me acordaba de ella, pero revisando el material la ví. Creo que le rescate mereció la pena.
Una vez más demasiadas fotos pueden enterrar la buena, tal vez la conclusión lógica sea un propósito de enmienda: menos es más.

Termina una era, comienza un blog.

Yo fui uno de los primeros. Después de muchos años, aprendiendo y disfrutando una técnica y un lenguaje fotográfico, no me lo pensé. Mi salto al digital fue rápido y no dí muchas opciones a la nostalgia. Ahora entono el "mea culpa" y valga este blog de redención: el paso a esta nueva era merece al menos una reflexión.
En esta nueva época las imágenes se multiplican, se reproducen y se expanden como una infección.
Los profesionales buscan un nuevo lugar.
La curva de aprendizaje se hace mucho más pronunciada aunque no sin el peligro de desviarse por alguno de los miles de caminos erróneos que se abren a nuestro paso. Falsos mesías y supuestos expertos, alzan su voz en sitios web endogámicos y retroalimentados que lo ignoran todo sobre la historia de un arte y una técnica que va camio de sus doscientos años de existencia.
Ahora es más barato que nunca ser fotógrafo, es más fácil aprender y la calidad ya no es el único valor de un profesional, ¿se trata de un terreno abonado para el intrusismo profesional?, o tal vez simplemente el orden ha de cambiar.
Estos son algunos de los temas que espero ir tratando poco a poco. No espero que gusten a todo el mundo, eso sería un fracaso, pero espero aprender y enseñar.