miércoles, 10 de junio de 2009

¿Por qué nos gustan (aún) las fotografías?

A veces hay cosas que aun siéndonos familiares, cuando nos fijamos bien nos pueden parecen raras. Cosas que tenemos asumidas y que, sin embargo, tal vez sean una casualidad improbable.
Creo que a mucha gente le siguen gustando las fotografías, y esta creencia se sustenta en un hecho: el área de mi negocio que más crece es el de las fotografías para el disfrute personal de alguien, mientras que se estanca el mercado de aquellas fotografías destinadas al negocio de alguien.
Al mirar de cerca este hecho me surge una pregunta: ¿Por qué nos siguen gustando las fotografías ahora que hay tantas opciones e inventos deslumbrantes: vídeo, hologramas, visitas virtuales...etc.?
La fotografía, signo de vanguardia y modernidad tanto tiempo, se va tornando algo clásico y puede que antiguo y desfasado sin perder su público, quizás menguante, pero fiel y variopinto.
Se me ocurren algunas razones para intentar explicar cómo es posible que nos quedemos embelesados mirando un trozo de papel en el que aparece la imagen bidimensional y estática de alguien que tal vez ni conocemos. O quizás al revés, la imagen de un objeto conocido de sobra y al que nunca hubiéramos prestado nuestra atención de otra manera.
Puede que una de estas razones sea el poder evocador de la fotografía, frente a la capacidad de resolución de otros medios. Es la poética frente a la efectividad. El avión, por ejemplo, es un gran medio de transporte, puede que el más efectivo, frente a otros como el ferrocarril o el marítimo. Sin embargo ¿cuántos libros y películas (exceptuando las de catástrofes) nos muestran la vida en un avión y las historias que en él suceden? La literatura y el cine están plagados de historias que transcurren en barcos o trenes, menos eficaces, más propensos a la ensoñación.
Del mismo modo, puede que haya hoy en día medios más efectivos para comunicar. El vídeo cuenta una historia con principio y final, una visita virtual nos enseña con eficacia un lugar, y una imagen tridimensional nos transporta y nos da una experiencia sensitiva real. Mientras que una fotografía sólo esboza y, gracias a eso, nos permite imaginar. En su debilidad reside su fuerza y es de esas cosas que despiertan nuestra sensibilidad e imaginación, que nos hacen sentir, no con los sentidos clásicos, sino con el corazón.
Frente a una sociedad que nos da toda la información mascada para que no tengamos que reflexionar (no vayamos a adquirir el hábito de pensar) la fotografía es una puerta abierta. Se puede censurar una imagen en función de su contenido formal, pero no en función de su capacidad evocadora, que puede ser mucho mas subversiva.
Pero también esta ambivalencia de la fotografia, que nos encanta, es la razón del miedo que despierta en los tiranos o en los aspirantes a tirano, y uno de los motivos de que el fotoperiodismo esté siendo sistemáticamente aniquilado. Su ambigüedad hace que se pierda el control sobre el mensaje. Y esto hoy en día, cuando el mensaje de los medios ha de ser claro, a favor de tal o en contra de cual para pasar después a cobrar por una u otra caja no es perdonable, y se sustituyen las antiguas y poderosas imágenes por inofensivas ilustraciones complementarias al texto.
Obviamente, no pretendo contestar a mi pregunta inicial en este post; otros antes que yo, mucho más preparados, han escrito infinidad de reflexiones acerca de La Fotografía y por qué nos fascina, pero me apetecía empezar una reflexión al respecto, que seguro que seguirá en futuros mensajes.
Si este artículo te ha gustado, te recomiendo el libro de Susan Sontag "Sobre la fotografía", en el encontrarás reflexiones muy interesantes sobre este apasionante mundo y algunas explicaciones y teorías de la escritora, así como una recopilación de reflexiones de otros ilustres escritores y pensadores sobre por qué la fotografía es, y sigue siendo, lo que es. Al menos para algunos locos románticos.

1 comentario:

  1. La poética, el fondo tras la forma, lo envuelto frente al envoltorio... Siempre quedarán seguidores del arte y el oficio, que es lo opuesto al artificio (tan impresionante y tan evanescente). Esperemos.
    Fabiana

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